lunes, 30 de mayo de 2016

Educar sin gritos

Cuando escribí mi relato impresionista sobre las práticas pre-profesionales, me propuse buscar alternativas para trabajar con los niños de primaria sin tener que usar los gritos o maltrato.

Entonces, encontré esto:

 

¡Estrategias para mejorar la atención en clase! 

 

Gestionar el tiempo

La atención fluctúa a lo largo de una sesión de clase, de la mañana e incluso de la semana. Es lo que se llama la curva de atención. Se puede decir que solo contáis con unos minutos de máxima concentración en cada sesión. En las primeras horas ese período de tiempo puede ser mayor, mientras que en las últimas horas es tiempo se reducirá.

Por tanto, una segunda estrategia para mejorar la atención en clase es gestionar el tiempo. Una curva general sería aquella que en los primeros minutos  se intenta centrar la atención, que consigue mantenerla unos minutos y que puede prolongarla unos minutos más con los recursos que ahora se exponen, pero que poco a poco va descendiendo a lo largo de la sesión.

Saber gestionar esta curva genérica implica introducir actividades que se adapten a ella. Esto supone, saber captar la atención, realizar las tareas de máximo rendimiento en el momento oportuno e introducir actividades de menor exigencia cuando la curva de atención va descendiendo.

También implica saber hacer pausas, para “dar un respiro” y retomar la concentración. He tenido profesores que eran verdaderos artistas en esta gestión del tiempo y no eran licenciados en pedagogía precisamente. Limitaban el tiempo de esas explicaciones y sabían introducir pequeñas pausas en las que nos contaban “sus “batallitas personales“. Seguro que tenéis experiencias similares.

 

Reducir los estímulos distractores

La atención es un filtro cognitivo, que selecciona entre los estímulos relevantes y los que no lo son. Cuanto más reduzcamos los posibles distractores mejor rendimiento obtendremos.

Esto supone, cuidar las condiciones ambientales, que los chicos estén cómodos, que no haya interrupciones, retirar aquello que pueda distraer de la mesa de los chicos. No pasa nada por perder unos segundos en pedirles que retiren todo de la mesa.

Un profesor colocaba un cartel en la puerta de la clase cuando iba a explicar: “no interrumpir, estamos explicando” y de esta forma evitaba visitas que cortaban el hilo de la concentración.

Hablar en un tono de voz demasiado elevado o gritar con excesiva frecuencia, es un estímulo estresante que favorece la distracción, por ejemplo.

 

Apoyo visual

Cuando las actividades se realizan con apoyo visual, mejora la atención y la concentración se prolonga mucho más. Algunos profesores pretendéis que vuestros alumnos de Infantil, de Primaria o de Secundaria, soporten explicaciones de 40 minutos con el único apoyo de la voz del profesor.

Las presentaciones, el uso de imágenes, los esquemas en la pizarra, o simplemente garabatear en el encerado, mejora significativamente la atención. Si se quiere mantener la concentración solo de oído, no pidamos demasiado tiempo a los chicos.

 

Cuidar los momentos de transición

En el aula y en una mañana de clase existen diferentes momentos de transición: volver del recreo, cambio de asignatura, de un examen a una clase… Es necesario cuidar estos momentos para captar la atención.

Al volver del recreo, por ejemplo, sin enfados ni gritos, hay que conseguir que los alumnos se serenen y se centren: actividades como  una lectura, o unos ejercicios de relajación puede hacer que los alumnos se serenen y se pueda captar la atención.

 

Interaccionar positivamente con ellos

Hay profesores que están en clase como si no hubiera alumnos: no los miran a los ojos, miran al horizonte, hablan en voz baja, tratan de explicar cuando nadie les atiende…

¡Interacciona con ellos! Hazle preguntas constantemente, interprélalos, pide su opinión. No pueden ser sujetos pasivos sentados en su mesa: eso favorece el aburrimiento.

 

Favorecer su participación activa

Si de verdad queremos mejorar la atención en clase, dad a los alumnos más protagonismo. Cuando ellos participan activamente, todos están más atentos por que los iguales, nos guste o no, son más significativos, sobre todo en adolescentes.

A partir de ciertas edades, pueden exponer partes del tema, proponer actividades o realizarlas en grupo. Cuando se realizan inicialmente, parece que no va a funcionar, pero cuando se acostumbran a trabajar de esta manera, el rendimiento atencional mejora.

 En: Familia y Cole


jueves, 26 de mayo de 2016

Lecciones de Pedagogía:

  1. No se obliga a los estudiantes a llegar a clases."Es tarea del docente hacer que sus estudiantes deseen, quieran ir a clases".

  2. El docente debe ayudar a los estudiantes a organizar y a dar sentido pedagógico a la información abordada en clase. 

  3. No se puede medir el aprendizaje "El aprendizaje es una modificación en nuestras estructuras cognitivas ante el estímulo adecuado".

  4. Mientras más ambigua es una tarea, menos riesgo existe.